Todas ellas menos una. Era un 25 de enero. El Valencia hacía el ridículo en Mallorca. Pablo era uno de los señalados de aquel equipo B junto a los Del Horno, Edu, Guaita o Morientes. Un golpe duro del que se iba a recuperar con entereza, profesionalidad y muchas ganas de triunfar y demostrar porque se había ganado que le abrieran las puertas del Valencia. Y vaya si lo hizo. Sólo él sabía lo que le esperaba en el horizonte. Le esperaba un final de temporada espectacular. «Para mí fue muy importante aquel gol de vaselina contra el Recreativo. Salía del banquillo y sirvió como punto de arranque». Pablo empezaba a crecer todavía desde el banquillo. «Mi primero gran gol contra uno de los grandes fue el del Sevilla en una contra, me quité la camiseta. Lo celebré como nunca». Pablo se había ganado la titularidad y ya nunca más la perdería. Tampoco la confianza. Y si no que se lo pregunten al Barça. «Aún me acuerdo que fue entre Alves y Puyol, nunca lo olvidaré».
Todos aquellos momentos tuvieron una justa recompensa. El mejor premio posible. Del Bosque se acordaba del castellonense para sustituir al lesionado Iniesta en la Copa Confederaciones. «Era un sueño. Sabía que estaba ahí, que me habían seguido, pero uno nunca se lo imagina». El debut con la selección española era cosa de días. El 20-6-2009 Pablo saltaba al campo con la Roja sustituyendo a Villa contra Sudáfrica. «Es ese momento que sueñas desde niño y que siempre esperas que se haga realidad. El míster me dijo que encarara, que no tuviera miedo». Y no lo tuvo. Meses más tarde, en noviembre, Pablo se estrenaba como goleador con España. Era el quinto. A pase de su competidor Navas. Después de un control orientado y una definición perfecta al palo largo. «Fue una sensación increíble. Miré al cielo y se lo dediqué a todos los míos», dijo emocionado.
Era el mejor colofón a un año que había empezado igual de bien en la temporada 2009/10. Si alguien pensaba que Pablo no aguantaría ese nivel se había equivocado. Y mucho. Comenzó a demostrarlo desde la primera jornada con un gol al Sevilla, un gol de sombrero —y nunca mejor dicho— en los morros del atlético Antonio López o una maravilla desde casi cincuenta metros. El ´Almeriazo´. El mejor gol de su vida. «La verdad es que a nivel personal estoy contento por como me están yendo las cosas, por los goles, las asistencias. He tenido la suerte encima de que sean bonitos. Contra el Atlético ni me lo pensé. Fue una jugada muy rápida y decidí levantarle el balón. El del Almería fue el más bonito de mi carrera. Ya lo había intentado una semana antes contra el Barcelona. Mi padre, que fue mi primer entrenador, fue el primero que me dijo que siempre mirara a los porteros y que tenía que probar. No metía ese gol desde que jugaba en el Fútbol-7 yo creo». Los porteros y los laterales izquierdos comienzan a temerle. Como 2010 sea igual o mejor que fue el 2009, menuda les espera?http://www.superdeporte.es/valencia/2009/12/30/calendario-le-cambio-vida-pablo/82363.html
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