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martes, 27 de octubre de 2009

´Mi padre me enseñó a levantar la vista´




Precisión, concentración y mucha confianza en uno mismo. Esas son las tres premisas necesarias para que un arquero profesional clave sus flechas en el centro de la diana a 40 metros de distancia. La misma receta que utilizó Pablo para marcar su golazo en Almería.

El castellonense asegura que su padre, su entrenador hasta infantiles, fue el primero que le aconsejó mirar al portero, que no sabe de dónde salió Navarro para placarle y que encendió la televisión de madrugada para creerse la gran diana de su vida. Eso fue un gol y lo demás tonterías.

Todo el mundo habla de él.

—Gracias, es de agradecer. Fue un bonito gol y también fue un bonito partido. Estoy muy contento por el gol, pero también por la victoria y los tres puntos.

—¿Cómo se te ocurre un disparo así desde tan lejos?

—Son cosas que se te ocurren sobre la marcha. Son jugadas muy rápidas en las que haces lo primero que se te pasa por la cabeza. Lo intenté y tuve la suerte de que entró.

—Desde fuera ya lo hemos visto todos, ¿pero cómo se ve desde ahí dentro con las pulsaciones a tope?

—Tiré un desmarque a la espalda de la defensa, me llegó el balón y controlé. Mi primera idea era irme en velocidad hacia el portero, pero se me queda un poco atrás el control. Lo que hice fue tirármelo a la pierna derecha porque había visto que el portero estaba adelantado y tuve la suerte de que, esta vez sí, el balón acabó en la portería.

—Pero, ¿eso se lleva pensado?

—Se piensa en el momento, pero eso no se piensa antes del partido. Nunca entras en el partido sabiendo que vas a intentar una jugada o otra. De reojo vi al portero y en esas décimas de segundo decidí. Le golpeé y la jugada acabó en gol.

—No como contra el Barcelona... No es fácil ver disparos desde el medio campo y va y hace dos iguales en menos de una semana.

—Sí, pero fue un poco diferente. Fue un poco de más lejos la del Barça. La golpeé desde mi propio campo y también es verdad que me salió mucho más bombeada y al centro. Por eso le dio tiempo a reaccionar a Valdés y pudo pararla.

—Tomó nota de aquello entonces.

—Sí, aquella casi entra también. Ha dado la casualidad que ha sido en dos jornadas seguidas. Una casi entra y la otra entró, pero seguro que pasan muchas jornadas hasta que vuelva a intentarlo.

—¿No lo intentaría otra vez?

—Ojalá, ojalá, que lo vuelva a intentar y que me vuelva a salir.

—¿Y de dónde nacen estos intentos de marcar desde tan lejos?

—Bueno, desde pequeñito. No lo recuerdo muy bien, pero sí que marque goles así en categorías inferiores porque, bueno, me han aconsejado y siempre me han dicho que hay porteros que les gusta jugar fuera. Y ahora más que juegan con los pies para adelantarse a los pases largos. Todo eso también hay que saber aprovecharlo.

—¿Se acuerda de alguno de esos goles en las categorías inferiores?

—Sí, algo, pero no me acuerdo del rival. ¡Seguro que fue en Fútbol-7 que el campo era más pequeño y que es mucho más fácil!

—¿Y quién le daba esos consejos?

—(Ríe). Algún entrenador que he tenido por ahí cuando era pequeñito... ¡Uno que era muy malo! ¡Es broma! Mi padre fue el primer entrenador que tuve cuando era pequeñito y él fue el primero que me enseñó a levantar la vista ¡Sí!

—¿Me está diciendo que su padre le enseñó esa jugada?

—Él fue el primero en decirme que siempre hay que ver la posición adelantada de los porteros. Lo que pasa es que yo de pequeñito jugaba en el centro del campo, de mediocentro. Tenía el balón muchas veces por ahí por el centro del campo y lo intentaba más.

—Pero bueno, a nivel profesional, seguro que tiene más información extra para atreverse a algo así...

—Sí, está claro. Sobre todo, los preparadores de porteros porque ellos conocen como pocos a los porteros de los otros equipos de la Liga. Incluso son los propios compañeros. Ellos te dicen si este portero juega muy adelantado o no. Me dijeron que si veo al portero adelantando, que si la tengo, que le pegue y que no me lo piense.

—¿Lo había intentado alguna otra vez como futbolista profesional?

—Sí, así a nivel profesional lo intenté con el Cádiz, pero aquella no me entró. Estuve a punto. Llevaba casi tres años sin intentarlo y, de repente, probé contra el Barcelona y ahora he tenido la suerte de marcarlo contra el Almería.

—Por la televisión si que había visto algunos así imagino. ¿Se acuerda especialmente de alguno que le haya marcado?

—Sí, los ves por la tele y ahora mira. Ya se han marcado en la Liga algunos, me acuerdo uno de Hagi con el Barcelona desde el medio del campo nada más sacar. Me acuerdo de ese gol, mucho, me marcó. Y seguro que hay más... También uno de Lasa, el de Mijatovic, uno de Seedorf que le pega muy fuerte desde el centro del campo... Son tiros que son totalmente de sorpresa y que al portero le pilla descolocado.

—¿Y el de Villa hace tres temporadas en Riazor que le pareció?

—Aquel gol me pilló en el banquillo. Era suplente. Fue un golazo. Lo vi y pensé que quizás algún día podría repetirlo yo.

—Lo que no me podrá negar es que se está convirtiendo en un especialista en golazos por el del Atlético de Madrid, el del Recre, el del Barcelona del año pasado...

—Eso parece, he tenido la suerte de marcar goles bonitos, pero soy de los que pienso que da igual como se metan. Vale lo mismo el del otro día que si lo metes de rebote. Lo importantes es que te den los tres puntos.

—Como el del Sevilla de la primera jornada en Mestalla.

—Ahí tenemos el ejemplo, ves. Me bota mal el balón, voy a centrar y con el bote el balón se va a la portería. Pues, ese gol vale lo mismo que el de Almería. Pero, bueno, para el recuerdo sí que es bonito marcar golazos así que luego nunca vamos a olvidar.

—¿Y la celebración? Hacía mucho tiempo que no se celebraba un gol así. Creía que acababa desnudo...

—(Ríe) ¡Pero si no me dio tiempo ni a celebrarlo! Me iba corriendo al banquillo para abrazarme con ellos, pero apareció David Navarro por atrás y me tumbó...—Como si fuera uno de esos placajes de rugby, ¿no? —¡No se ni por donde apareció porque, vamos, en cinco segundos ya estaba ahí donde estaba yo!

—Dice que se dirigía al banquillo cuando marcó el gol. ¿Llevaba alguna dedicatoria especial?

—Iba, sí. Porque en la segunda parte estaba jugando en la banda derecha que estaba al lado del banquillo y todos me estaban ahí animando. Me estaban gritando y dando ánimos y quise celebrarlo con ellos. Pero, ya viste...

—¿Qué le dijeron en medio de ese barullo en la celebración.?

—Me decían que vaya golazo y, bueno, todo eran gritos de alegría.

—¿Y la camiseta qué?

—¡Sí, Navarro casi se lleva mi camiseta a casa! Me cogió y casi me la quita. Es normal, cuando son goles importantes se celebran así. Ojalá celebremos más así de forma efusiva porque eso significará que hemos vuelto a ganar.

—Imagino que le ha felicitado mucha gente. ¿También el míster?

—Sí, me felicitó a mí, pero también a todos mis compañeros porque habíamos hecho un gran partido. Fue un gran partido de todos. Luego, los amigos, no paran de llamar y enviar mensajes, es de agradecer. Yo sé que la gente que me quiere se alegró mucho.

—¿Cuánto tardó en ver el gol por la televisión de su casa?

—(Ríe) Lo vi nada más llegar a casa, sí. Estaban haciendo la repetición de un programa que hacía los resúmenes de la jornada y ahí lo vi. Hoy —por ayer—ya lo he vuelto a ver más tranquilo.

—¿También lo tiene grabado como el resto de su colección de goles?

—Sí, siempre hay familiares que me graban los partidos.

—Vemos a un Pablo totalmente consolidado en el once y con más confianza que nunca. Desde fuera se nota que se siente importante y cada día asume más responsabilidades. ¿Tiene esa sensación?

—Sí, tengo mucha confianza. Un gol así es cuestión de eso. Me encuentro muy bien. Físicamente estoy muy bien también y tengo que aprovecharlo. Ahora tengo que tener continuidad en mi juego y seguir con el mismo nivel.

—Se está atreviendo hasta tirar las faltas. El domingo quería tirar una hasta con el Guaje en el campo.

—El otro día contra el Slavia tiré una porque el Guaje estaba expulsado. Tuve la mala suerte de que le dio a la madera. Pero, bueno, cuando está el Guaje en el campo es muy difícil quitárselas. Él es un especialista en tirar faltas y él tiene el gol entre ceja y ceja.

—Me consta que Villa es un espejo para Pablo y, lo más importante, ha sido una de las personas que más le ha ayudado a ser lo que es ahora en el césped y en el vestuario.

—Sí, es verdad. Es un gran jugador, pero todavía es mejor persona. Es uno de mis grandes amigos en el vestuario y me apoya y me anima mucho. ¡Pero, también el resto de mis compañeros, eh!

—A nivel colectivo el equipo vuelve a estar en una de las cuatro plazas que dan derecho a jugar la Champions. ¿Ve al equipo capacitado para mantener este ritmo?

—Es nuestro objetivo, es donde queremos estar. Lo importante es estar ahí metidos desde un principio e ir abriendo hueco con equipos que al final de la competición van a estar ahí como el Villarreal o como el Atlético de Madrid. Creo que poco a poco irán mejorando y pienso que es bueno tener ya un margen ya sobre ellos.

—¿Y ve al equipo capaz de mantener la portería a cero por cuarto partido consecutivo?

—Es muy importante también. Llevamos tres partidos con la portería a cero. Encajábamos muchos goles y ahora no lo estamos haciendo. Eso es síntoma de que se están haciendo bien las cosas, de que se ha mejorado en el aspecto defensivo y, luego, arriba sabemos que estamos creando ocasiones y que si dejamos la portería a cero tenemos muchas posibilidades de ganar.

—Con partidos como el de Almería de Pablo, Villa, Silva y Mata, lo de los cuatro ´xiconiuos´ del Valencia se va a convertir en una seña de identidad de este Valencia.

—¡No nos gusta mucho que nos llamen bajitos, eh! Es broma, es broma. Sabemos que no somos muy altos... ¡no es ninguna mentira! Pero, claro, siempre que se hable para bien.

—No puedo acabar sin preguntarle por la selección española y sus sueños de jugar el Mundial de Sudáfrica el próximo verano.

—Cumplí mi sueño de debutar en la selección española y ahora en mis manos está hacer lo que estoy haciendo para soñar con la selección en los próximos meses. Tengo que tener un buen nivel en mi club y luego esperar que el seleccionador se acuerde de mí como en la Confederaciones y me llame.

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